Si bien en la actualidad las tarimas de madera son fabricadas con productos durables, la exposición del sol puede afectar sus colores.
Desde Hitawood te contamos hasta dónde puede dañar el sol a tus tarimas de madera y qué puede hacer para evitarlo.
La fabricación de tarimas de madera ha evolucionado en el tiempo, mejorando su calidad en cuanto a materiales, composición y acabados.
Sin embargo, sabemos que la luz solar es uno de los principales factores de desgaste de la madera.
La luz del sol contiene dos tipos de rayos, los ultravioletas y los infrarrojos, y los daños que ocasionan a la madera unos y otros son diferentes.
En el caso de los rayos ultravioletas, afectan directamente a la celulosa de la madera, generando la pérdida de su color original.
Y se producirá una decoloración mayor o menor, según el grado de exposición que haya estado la madera.
Por otro lado, el espectro infrarrojo de la radiación solar es el que produce que se reseque la madera, ocasionándole grietas.
En este sentido, las maderas de tonalidades más oscuras sufren mayores daños que las claras.
La buena noticia es que el daño solar no compromete la integridad estructural de una tarima de madera.
La limpieza, el mantenimiento y el acabado de la madera permite que revivan sus tonos originales, mejorando su aspecto general.
Las tarimas de maderas expuestas al sol tienen un impacto directo, en especial cuando son de exteriores.
Los rayos van resecando el material, alterando su color y estropeando el acabado.
Inclusive, la madera puede volverse opaca y aparecer con manchas de quemado.
Las tarimas de madera de exteriores requieren que la hidratemos y nutramos cada cierto tiempo.
La falta de hidratación de la madera puede hacer que se vea con un aspecto viejo y de color grisáceo.
Para restaurar y conservar la madera en buen estado, podemos recurrir al siguiente tratamiento:
El primer paso es limpiar la tarima en profundidad y dejar que la superficie se seque por completo.
Para este procedimiento, se suele emplear una máquina limpiadora de cepillos giratorios junto a una fórmula limpiadora desarrollada para este tipo de suelos.
De esta manera, se logra quitar la suciedad más profunda de la tarima de madera.
El segundo paso consiste en aplicar un aceite formulado especialmente para tarimas de exteriores.
Este aceite contiene aditivos que ayudan a reducir los efectos de la radiación ultravioleta sobre la madera.
El siguiente paso es eliminar el aceite sobrante con un trapo de algodón y una pulidora.
Luego de 12 horas, la superficie quedará lista para un uso leve, aunque se necesitan 24 horas para lograr una resistencia completa.
Lo ideal, es realizar este tratamiento dos veces al año.
Preferentemente en otoño y en primavera, para que nuestra tarima de madera esté preparada para soportar la exposición del sol y también las bajas temperaturas y lluvias del invierno.
Si realizamos este tipo de tratamiento para el mantenimiento de nuestras tarimas, contarán con una mayor protección ante los rayos ultravioletas, evitando de esta forma que se destiña su color y aparezcan grietas.
Además, lucirán más bonitas, como si fueran nuevas.
Recuerda que, para realizar la limpieza de las tarimas de madera de exterior, lo recomendable es utilizar productos específicos para este tipo de superficies.
Para las tarimas de madera para el interior de las viviendas, también son afectadas en su color original cuando salen de las instalaciones de nuestra fábrica de parquets de madera.
Las tarimas de Doussie, tarimas de cerezo o tarimas de Izombé cuando se exponen a la luz solar se ponen de color naranja oscuro.
Las tarimas flotantes de roble en cambio se ponen de color amarillo cuando oxidan con los rayos solares.
Las tarimas de Jatoba, tarimas de Merbau o tarimas de Elondo se transforman en color rojo caoba.
Las tarimas de Haya al exponerse la luz solar cogen un color rosáceo gris.
Por un lado, cuando hay grandes ventanas en el salón, corremos el riesgo de que produzca el llamado efecto lupa del sol con los cristales de las ventanas y es posible que los parquets de madera puedan mermar y producirse fisuras en las tarimas naturales, sobre todo las maderas tropicales.
Hay que hacer gran hincapié en las temperaturas y humedades relativas de ambiente, la temperatura máxima de la vivienda debe ser de 25 ºC y la humedad debe estar en el intervalo del 35% al 65 % para que el sol no le afecte a nuestra tarima flotante.
En Hitawood le aconsejamos que siempre tenga unos recipientes de agua o humificadores y cierre las persianas de la vivienda en caso de ser una vivienda deshabitada para que la luz solar no perjudique a su suelo de madera natural.
Si requieres ayuda de un profesional para evaluar el estado de las tarimas de madera de tu vivienda y saber qué tipo de tratamiento o restauración necesita, en Hitawood estamos a tu disposición.